Múltiples formas geométricas sobre rocas de distintos colores y texturas creaban los cazadores pescadores recolectores del Arcaico temprano en el norte chico, se presume que para usos ceremoniales y rituales.
Se les conoce como litos y son "polimorfos, algunos discoidales, con surcos en sus bordes, otros con muescas y por último simples guijarros desbastados, de caras planas, plano convexas o biconvexas, adoptando formas triangulares, cuadrangulares hasta el círculo" (Weisner et al., 2000: 581).
El complejo cultural Huentelauquén se definió a partir de las indagaciones sobre estos objetos arqueológicos particulares y "misteriosos", que presentan variaciones en su estructura y en sus materias primas en las distintas ocupaciones y entre el norte árido y el semi árido.
Las piezas de la colección del Museo del Limarí fueron elaboradas sobre rocas ígneas como el basalto, o de granos más gruesos como los granitos. Eran rojas, naranjas, grises o negras, y de materiales más resistentes que las halladas en La Chimba 13.
Sus formas son variadas y bien definidas: circulares, hexagonales, heptagonales, estrelladas.
A partir de litos registrados en el sitio La Fundición 1 al interior de la Región de Coquimbo, se planteó que se elaboraban mediante "percusión con astillamiento perimetral del borde, aunque también se presentan algunos bordes con desgaste. El astillamiento abarca todo el borde, con una talla bipolar que va desde ambas caras planas del artefacto, el cual puede ser irregular o regular" (Escudero, 2012).
En esta locación, se realizaron sobre rocas como dacitas, basaltos y andesitas, y no presentaron huellas de uso. Para finalizar las figuras, en ocasiones se pulía o daba las formas más detalladas mediante abrasión en las aristas, vértices y/o caras.