Tradicionalmente se ha denominado «complejo cultural El Molle» a las primeras comunidades que trabajaron la greda en el área comprendida entre Copiapó y la cuenca del Choapa. Las evidencias de estos grupos se remontan al siglo I d. C., y su presencia se extiende por más de un milenio, circunscribiéndose al Período Alfarero Temprano. Sus primeros vestigios fueron hallados en los valles de Elqui y Limarí, donde se han desarrollado las principales investigaciones que permitieron caracterizar este complejo.
Historia de la investigación
Pionero en el reconocimiento de esta cultura fue Francisco Cornely, quien en el año 1938 descubrió un conjunto de seis cementerios emplazados en el valle del Elqui, específicamente en la localidad de El Molle. Las excavaciones permitieron recuperar una serie de objetos, principalmente de cerámica y piedra, que formaban parte de ajuares funerarios. Algo que llamó la atención del estudioso, sin embargo, fue que los artefactos eran diferentes del repertorio material que se conocía entonces para la cultura diaguita; dedujo, entonces, que se trataba de un nuevo grupo, al que bautizó como “cultura El Molle”, de acuerdo con lo que los arqueólogos llaman “criterio de sitio-tipo”.
En la década de 1950, Jorge Iribarren siguió los pasos de Cornely, excavando una serie de cementerios ubicados en la localidad de La Turquía, Río Hurtado. Allí identificó elementos similares a los hallados en la localidad de El Molle, contribuyendo así al conocimiento de esta nueva cultura.
A partir de estas y otras investigaciones posteriores, se ha logrado establecer que la mayoría de los sitios de ocupación de las comunidades Molle se encuentran en el curso medio y superior de los valles de Elqui y Limarí, generalmente cerca de cursos de agua. Algunos de los sitios identificados en la cuenca del Elqui son El Molle, Alcohuaz, KM25 y Cochiguaz. En el Limarí, en tanto, sobresalen los sitios de La Turquía, Farellón, Infiernillo, El Palomo, Los Molles y Valle del Encanto.
En sus inicios, el desarrollo de estos grupos se habría basado en actividades de caza y recolección, asociadas a una alta movilidad residencial –coherente con las dinámicas que se han descrito para los cazadores del Período Arcaico Tardío–. Su registro material, en tanto, data de mediados del primer milenio, etapa en la que habrían tendido paulatinamente a la sedentarización, al tiempo que incorporaban nuevas estrategias de subsistencia, como la horticultura.
Evidencia material
Los principales materiales culturales asociados a la cultura El Molle son las pipas de piedra en forma de “T” invertida, los adornos labiales o tembetás elaborados en piedra marmórea de diversos colores y las vasijas cerámicas monocromas, muchas veces con decoración geométrica. En contextos funerarios se han encontrado además hermosos adornos elaborados en cobre, plata y, ocasionalmente, oro, así como collares y pulseras de concha, turquesa y malaquita. Actualmente, estos objetos se encuentran depositados la colección en diversos museos, entre los cuales destacan el Museo del Limarí, el Arqueológico de La Serena, el Nacional de Historia Natural y el de Historia Natural de Valparaíso.
La alfarería Molle sobresale por la prolijidad de su elaboración y el empleo de diversas técnicas decorativas –como la incisión y la aplicación de pintura roja sobre engobe blanco, entre otras–. Consiste fundamentalmente de vasijas de tamaño pequeño a mediano y superficies café alisadas y negras finamente pulidas. Las formas más representadas son las ollas, jarros y vasos altos. Destacan además, las vasijas con doble gollete y asa puente hueca, y aquellas modeladas con representaciones de animales, figuras humanas y cucurbitáceas.
Descarga el artículo completo "La cultura El Molle en el Museo del Limarí: una aproximación a sus objetos y contextos", por Isidora Pérez.